A medida que la sociedad toma conciencia de que el cambio climático es un problema real e irremediablemente cotidiano, la economía avanza de forma firme hacia una descarbonización que, lejos de ser sólo una cuestión ambiental, se convertirá en una pieza clave de la cuarta revolución industrial.
Como no podía ser de otra manera, el sector biofarmacéutico no es ajeno a estos cambios. De hecho, son cada vez más los laboratorios que optan por implementar estrategias del tipo “carbon neutral” o “0 emisones”. Estamos en un momento en el que grandes compañías ya se han marcado estos objetivos de cara a la siguiente década. Así que sí, estamos en época de cambios, aquí y ahora.
De este modo, la descarbonización de la economía aborda varios aspectos clave:
- Mayor valor de nuestros productos y servicios utilizando menos recursos naturales, ya sea por reutilización de residuos de otros procesos, por optimización de los recursos del proceso o por el descubrimiento de nuevos materiales y combinaciones entre ellos. Es por eso que es cada vez más habitual ver productos que requieren menor cantidad de recursos para ser igual de efectivos, economía circular dando un valor añadido a los residuos, o la transición de procesos en batch por procesos en contínuo.
- Menor uso de recursos energéticos (por ejemplo, a través de la integración de intercambios de calor), de agua y de los materiales en los edificios e infraestructuras. Hasta el momento, estos costes han sido vistos como fijos e inevitables, pero lo cierto es que se aproxima 2030, el horizonte en qué todas las compañías tendrán que reportar las emisiones y los impactos derivados de su actividad, y es por ello por lo que cada vez más compañías confían en especialistas en consultoría en sostenibilidad de edificios para valorar y mitigar dichos impactos, o construir sus edificios siguiendo metodologías internacionalmente conocidas y valoradas como LEED o BREEAM.
- Aumento de la calidad de vida de las personas que desarrollan una cierta actividad económica. Esto pasa por disponer de ambientes mejores y más saludables en el interior de los edificios, a la vez que se requieren menos desplazamientos (al lugar de trabajo, reuniones, viajes, etc.) y estos se realizan de manera más eficiente. Sin duda alguna, dicho aumento de la eficiencia ha sido posible gracias a la hiperconectividad y las TIC desarrolladas durante las 2 primeras décadas del siglo.
- Impact value asociado a los inversionistas. Cada vez más, el sector financiero está buscando inversiones alineadas no sólo con el beneficio financiero, si no con el Impact value. Este concepto engloba cualquiera que sea el impacto positivo en algún aspecto que no sea el financiero, como por ejemplo los objetivos de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas (https://sdgs.un.org/goals). La implicación de esto sobre la sostenibilidad es directa. Las actividades que se desarrollen de manera respetuosa y compatible con el medio ambiente atraen más atención y, por lo tanto, más dinero.
En resumen, como afirmábamos al principio la descarbonización de la economía es algo más que la lucha para revertir (o cuanto menos intentarlo) el cambio climático. Es una pieza clave de adaptabilidad y resiliencia de las empresas a un nuevo entorno que, aunque impuesto por la evidente emergencia climática, no deja de ser una nueva y apasionante oportunidad de aprovechar el cambio de paradigma que nos plantea la cuarta etapa de la revolución industrial.
Esto significa que, para las empresas (y eso incluye a los laboratorios biofarmacéuticos), tener una política de sostenibilidad ambiental ha dejado de ser una opción, para pasar a convertirse en una obligación. En Klinea somos conscientes de este cambio de paradigma y de las necesidades futuras de nuestros clientes. Por esa razón ofrecemos servicios de consultoría en sostenibilidad dentro del sector biofarmacéutico, e integramos estos conceptos dentro de nuestros diseños.
Si estás interesado/a en conocer más sobre sostenibilidad y en cómo podemos ayudarte, contáctanos: klinea@klinea
Articulo cortesía de nuestro partner especialista en sostenibilidad Caba Sostenibilitat y su director Xavier Saltó.