Nos llegan grandes noticias de la revista Nature. Esta semana la FDA ha anunciado la aprobación del primer test de detección para el SARS-CoV-2 que se basa en la tecnología CRISPR-Cas9. Esta prueba usa la maquinaria de CRISPR para detectar secuencias del virus en muestras tomadas de la nariz, la boca o la garganta. Si hay material genético del virus (y, por lo tanto, es positivo), una proteína unida al sistema CRISPR generará fluorescencia.
CRISPR-Cas9 es una técnica de edición genética, es decir permite modificar el ADN de un organismo. Su precisión, rapidez y bajo coste económico, respecto otras técnicas de edición genética, hacen que CRISPR se encuentre entre los avances científicos más importantes del siglo. ¿Pero qué se pueda hacer con ella exactamente?
En el campo de la medicina, esta técnica tiene multitud de aplicaciones, y es muy probable que en un futuro permita curar enfermedades genéticas como la hemofilia o la fibrosis quística, pero también otras más complejas como el SIDA.