Soluciones tecnológicas para la gestión y desactivación de residuos farmacéuticos

Escrito por: Patricia Beltrán, Ingeniería de proyectos de Klinea

Uno de los principales retos que enfrenta la industria farmacéutica es la gestión de residuos generados durante la producción de medicamentos. Normalmente, estos efluentes contienen sustancias químicas activas conocidas como APIs (Active Pharmaceutical Ingredients), que deben ser tratadas de forma correcta, para evitar un posible impacto en el medio ambiente y la salud pública. Estos compuestos no siempre se eliminan por completo en las plantas de tratamiento de aguas convencionales, por lo que es necesario aplicar soluciones más especializadas.

Actualmente, algunos estudios han detectado la presencia de compuestos hormonales, antibióticos y otros productos farmacéuticos en las aguas residuales, lo que refuerza la necesidad de neutralizarlos de forma adecuada para evitar que sean un riesgo para el entorno.

Existen distintas tecnologías para la inactivación de estos residuos, que tienen como principal objetivo garantizar que pierdan su actividad farmacológica. Estos métodos no solo permiten cumplir con las estrictas regulaciones ambientales, sino que también protegen el ecosistema y aseguran la reutilización segura del agua tratada para otros usos.​

Tratamiento térmico

Se trata del método más sencillo, ya que solo requiere del uso del calor como herramienta para la inactivación. Este proceso consiste en exponer el efluente a altas temperaturas haciendo que sus estructuras se descompongan durante un largo periodo de tiempo y pierdan su función. Sin embargo, este sistema requiere de equipos más complejos y costosos, implicando mayor consumo de vapor o agua de refrigeración.

Cambio de pH

En este caso, se utilizan ácidos o bases que, reaccionando con el compuesto, generan sales o compuestos inactivos. Este proceso es muy útil cuando los APIs son sensibles a los cambios de pH, ya que permite controlar cómo se descomponen. De esta forma, se garantiza que no cause problemas al ser liberado en el medio ambiente.

Procesos de oxidación avanzada (AOP)

La oxidación es otro de los métodos más utilizados. Consiste en usar agentes oxidantes, como el peróxido de hidrógeno o el ozono, que ayudan a descomponer las moléculas activas. En el caso del ozono, se ha observado que es un gran oxidante, ya que permite la desinfección, decoloración, control del sabor y olor en el tratamiento del agua potable y de las aguas residuales.

Fotodegradación

Es un proceso en el cual los APIs se exponen a luz ultravioleta (UV), lo que provoca su descomposición. Es particularmente eficaz para fármacos que son sensibles a la luz, ya que la energía de la luz UV altera las estructuras moleculares de los compuestos, reduciendo su actividad.

Biodegradación

En este método, los compuestos activos son descompuestos por microorganismos como bacterias y hongos, que metabolizan los productos farmacéuticos y los inactivan. Estos microorganismos adaptan sus mecanismos en función de las características del contaminante, maximizando así la descomposición en entornos controlados.

La eficacia de la biodegradación varía según el tipo de contaminante y depende de factores ambientales, como el pH, la temperatura, la disponibilidad del oxígeno…

En resumen, la inactivación de residuos con principios activos en la industria farmacéutica es fundamental para evitar la contaminación del medio ambiente y proteger la salud pública. Es muy importante estudiar cada caso al detalle y ver cuál es la tecnología que mejor se ajusta según el compuesto que se esté formulando. De este modo, no solo se asegura el cumplimiento de las normativas ambientales, sino que también se promueve la sostenibilidad, al evitar la liberación de contaminantes persistentes.

BIBLIOGRAFÍA:

Biotech & Pharma Engineering

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